Celebrando la Identidad Nacional: Malbec y Torrontés, Los Embajadores del vino argentino

Cada 20 de junio, la Argentina se viste de celeste y blanco para celebrar el Día de la Bandera. Durante todo el mes, el sentimiento patriótico está a flor de piel y todo un país se une, orgulloso de sus colores, símbolo inequívoco de una identidad que se forjó con el correr de los siglos.

Este día, además, representa un sentido homenaje al General Manuel Belgrano, creador de la bandera y que falleciera un 20 de junio de 1820. Gracias a su inmensa valentía y gran coraje, la bandera nacional fue izada por primera vez el 27 de febrero de 1812, a la vera del río Paraná, durante la gesta heroica por la independencia de las entonces denominadas Provincias Unidas del Río de la Plata.

Finalmente, la bandera Argentina se oficializó el 26 de julio de 1816, tras la Declaración de la Independencia en el Congreso de Tucumán. Así, los patriotas la establecieron como símbolo inequívoco de la incipiente nación.

Por último, pero no menos importante, el 25 de febrero de 1818 se incorporó en el centro de la bandera el Sol de Mayo, emblema que llena de emoción a todos los argentinos.

La pasión por los colores celeste y blanco se traslada, desde aquellos complejos años del Siglo XIX, entre guerras independentistas y civiles, al día de hoy. Los argentinos enaltecen sus símbolos patrios desde su cultura, plena de tradiciones y costumbres.

El mate, el fútbol, el tango, el asado, el dulce de leche y el vino son sinónimos de la más profunda argentinidad. En el último decenio, sin duda, la viticultura picó en punta a partir de dos cepajes bien nuestros: Malbec y Torrontés.

Si bien es cierto que el Malbec no nació en estas latitudes, lo hemos adoptado como un hijo propio y pródigo, pues nos da enormes satisfacciones no solamente aquí sino en todo el mundo. Los vinos más premiados que nacen de las bendecidas vides argentinas son elaborados a partir de esta cepa francesa que encontró su hogar en los terruños albicelestes.

Desde 1853, año en el que desembarca en el país, el Malbec supo desarrollarse de un modo excepcional. Bajo la batuta de Mendoza como principal provincia productora, hoy su cultivo se ha extendido al resto de las provincias vínicas.

¿Por qué se adaptó de maravillas en los confines del planeta? Por el clima atinado y un terruño único e inmejorable, que hace posible obtener vino de gran calidad. Así, el Malbec da exponentes con carácter y personalidad desde el NOA hasta la Patagonia y desde Cuyo al Litoral y la Provincia de Buenos Aires.

Por otra parte, la uva blanca Torrontés sí se jacta de ser propia de estos pagos. Cruza genética de Criolla Chica y Moscatel de Alejandría, es bien albiceleste. Con epicentro en el Noroeste del país, es nuestro gran representante blanco nacional, que sorprende gratamente a propios y extraños.

Bajo el lema “Yo amo el Torrontés”, la viticultura argentina ha salido a reivindicar este cepaje que forma parte de la gran familia de Criollas, que ocupa, nada más y nada menos, que alrededor de un 30% de la superficie cultivada.

Recordemos que las Criollas son nativas de Sudamérica, resultado de cruces genéticos entre variedades europeas. Lo cierto es que factores naturales como el viento o la polinización de algún insecto, propiciaron la fecundación cruzada y se originaron nuevas semillas, genéticamente únicas y diferentes.

Torrontés, junto a otras criollas como Cereza, Criolla Grande y Pedro Giménez, entre otras destacadas, crecen en suelos argentinos desde más de 400 años, así como también en Chile, Perú y México.

Hoy, Malbec y Torrontés son nuestra bandera en el mundo. Los emblemas indiscutidos de la viticultura argentina, devenidos en símbolos de un país que exalta con entusiasmo sus infinitas virtudes. El vino une y estos dos cepajes son el gran orgullo de una industria cada vez más sólida.

Recomendados para conmemorar el Día de la Bandera

Si de Torrontés clásicos e históricos hablamos, Don Valentín Lacrado es el indicado para homenajear a Don Manuel Belgrano. Un vino con arraigadas tradiciones, que nos lleva al año 1965, cuando Enzo Bianchi, maestro de la enología argentina, lanzó esta marca a través de un vino que, en aquel entonces, fue de calidad superior para agasajar a su padre y fundador de Bodegas Bianchi.

Así, nació un auténtico clásico argentino que forma parte del ADN celeste y blanco desde hace más de 50 años, en este caso, destacamos el varietal Torrontés, mucho más reciente, que sobresale por sus aromas típicos con marcada intensidad, brindando notas florales y frutales, que nos recuerdan al durazno, el jazmín, las rosas y un dejo de frutos cítricos. Fresco y frutado, de volumen ligero, es ideal para beber como aperitivo o maridar por contraposición platos picantes y especiados.

Asimismo, si queremos brindar (siempre con responsabilidad y moderación) en el Día de la Bandera con un representativo y típico Malbec argentino, la propuesta es degustar Famiglia Bianchi Malbec.

Un vino destacado por los wine lovers locales, pero, también, por los exigentes paladares internacionales. Es un Malbec intenso, complejo, que expresa de manera inigualable las particularidades propias de los viñedos que la familia Bianchi atesora en San Rafael y Valle de Uco.

En vista, su color violáceo profundo con ribetes negruzcos, ya nos invitan a adentrarnos en un exponente que nos deleita en nariz por la intensidad de la fruta, destacándose la inconfundible ciruela madura, la cereza, en perfecta sintonía con notas especiadas del Malbec de San Rafael, sobre un sutil fondo de notas florales que recuerdan a las violetas. En boca es delicado, con taninos suaves y maduros, acidez balanceada, regalándonos un elegante y prolongado final.

En definitiva, el Malbec y el Torrontés no solo representan la riqueza de nuestro terruño, sino también la pasión y el esfuerzo de generaciones de viticultores argentinos. Cada copa de vino elaborada con estas cepas es un brindis a nuestra historia, a nuestras tradiciones y a nuestra identidad. Así como la bandera celeste y blanca nos une en un sentimiento de pertenencia y orgullo, el Malbec y el Torrontés son los estandartes que llevan ese mismo orgullo a cada rincón del mundo.

Celebremos el Día de la Bandera con estos vinos que son, sin duda, un homenaje a nuestra Patria. Salud!